domingo, 14 de abril de 2013

Las epiemias en la Edad Moderna

En España se registraron focos epidémicos importantes en los años 1597, 1602, 1629-31, 1647-52, 1676-85 y 1694-95. La peste procedía a menudo del Mediterráneo, del Norte de África o del Oriente Medio y su transmisión se aducía al paso de ejércitos y vagabundos. Las consecuencias del contagio eran dispares, mas rápidas e intensas en las zonas urbanas que en las rurales por la mayor densidad de población, afectando especialmente a los grupos de edades de adolescentes y adultos más que a la población infantil, también con más riesgo entre las clases populares que en las privilegiadas por su distinta posibilidad de desplazamiento hacia zonas no contagiadas.

Para evitar o limitar el desarrollo de la epidemia, las autoridades municipales dictaban una serie de medida de prevención, ya que la única fórmula efectiva era la de aislar el territorio, establecer un cordón sanitario que impidiera el paso, por este motivo se cerraban las puertas de entrada a las ciudades, así como las de aquellas casas que daban a las calles principales, o las de los hostales. También se aislaba a los afectados en lugares fuera de la ciudad. Otros recursos eran mejorar la limpieza de los lugares públicos  facilitar el abastecimiento de los productos de subsistencia para hacer menos propenso el desarrollo de la enfermedad por subalimentación.

DANTI, Jaume: Las claves de la crisis de siglo XVII