viernes, 22 de noviembre de 2013

Sobre la Geografía de la Percepción (urbana)

Kevin Lynch La imagen de la ciudad” (1960) reeditada recientemente por la editorial Gustavo Gili (2012). Esta obra, si bien no correspondía extrictamente al ámbito de la Geografía, si supuso el punto de partida para una de las corrientes o tendencias de las denominadas “Nuevas Geografías“, esto es, la Geografía de la percepción y del comportamiento. Este autor pretendía estudiar la percepción que los ciudadanos tienen de la morfología y el paisaje urbano y  detectar los elementos más significativos de la misma a fin de poder intervenir sobre dicha percepción.  Según Lynch, existe una marcada relación entre la imagen (mapa mental) que cada individuo tiene de la ciudad y su identificación con ella. Esa imagen dependerá de las vivencias que cada cual tenga con ese entorno urbano, sus recuerdos, los acontecimientos que se hayan producido en él y de los que tenga memoria, los elementos que importan en su vida, como su casa, su barrio, su espacio vivencial, en definitiva. En función de esa percepción, tomamos nuestras decisiones espaciales. Según este autor, los elementos que sirven para crearnos una imagen de una ciudad son cinco (pueden ver un resumen amplio del libro en la siguiente dirección), a saber, sendas, bordes, barrios, nodos y mojones (hitos).
  • Las sendas son los conductos que el observador sigue normal, ocasional o potencialmente tales como calles, senderos, canales, líneas de tren, autopistas, etc. y suelen ser, para mucha gente, el elemento predominante.
  • Los bordes son los límites entre dos espacios, rupturas lineales como un muro, una valla, un línea ferrea que atraviesa una ciudad, una playa, etc.
  • Los barrios son las secciones de una ciudad, más o menos grandes y reconocibles internamente por el observador gracias a las características propias y peculiares que los pueden individualizar.
  • Los nodos son cruces importantes de calles, plazas, confluencias de medios de transporte o lugares que la gente usa habitualmente como puntos de referencia para sus citas, focos de irradiación, símbolos significativos de una ciudad, de un barrio.
  • Los hitos o mojones son monumentos, edificios u otros elementos claramente identificables, con significado e identidad propios, exteriores al observador, como un edificio, una tienda, una montaña, un cartel, una fuente, etc.

En la siguiente imagen se resumen las acaracterísticas esenciales de esos elementos:

Elementos de una imagen urbana según Lynch.

Estos elementos, que van a formar la imagen de la ciudad que cada individuo posee, están íntimamente relacionados e interaccionan entre sí, pero, al mismo tiempo, son cambiantes, de tal manera que dicha imagen puede variar ocasionalmente si las circunstancias que la originaron son diferentes. Como indica el propio Lynch “una autopista puede ser una senda para el conductor y un borde para el peatón o una zona central puede ser un distrito cuando una ciudad esta organizada sobre una escala media y un nodo cuando se considera la superficie metropolitana en su conjunto” (página 64).

Uno de los aspectos más interesantes de este enfoque, y que mayor utilidad tiene desde el punto de vista didáctico, es el método de trabajo. Se trata de construir imágenes subjetivas de la ciudad a partir de la imagen objetiva de la misma. Cada individuo, cada ciudadano tendrá su propia estructura mental de la ciudad, como venimos indicando, (o por extensión de su región, país, continente o del planeta) en función de múltiples elementos, objetivos y subjetivos, reales o percibidos. Para captar esa imagen (y poder usarla para planificación urbana, por ejemplo) se emplean técnicas como la entrevista personal, las descripciones personales, la tormenta de ideas o, sobre todo, el método cartográfico, esto es, el mapa mental. La importancia de esta técnica radica en que los mapas mentales son una representación única, personal, selectiva de la realidad. Verdaderamente, no existen dos mapas mentales idénticos ya que éstos se basan en las experiencias personales que cada uno tenga con el espacio cartografiado pero tambien con la información obtenida por los medios de comunicación, por la red personal de contactos o por la propia capacidad de cartografiar la realidad que se tenga.

mapa mental LA
Mapa mental de la ciudad de Los Ángeles obtenida por Peter Orleans en 1967. Extraida de Willem Sulsters, “Mental Mapping, viewing the urban landscapes of the mind”.

Las posibilidades didácticas de este enfoque son más que interesantes. Habitualmente, la enseñanza de la Geografía Urbana (y, por extensión, las restantes ramas de la Geografía) se realiza de una manera, digamos, objetiva, aséptica, sin apenas tener en cuenta  lo que el alumno/a conoce de su entorno y menos de su percepción subjetiva del mismo. Esto hace que el aprendizaje de la Geografía Urbana sea poco significativo, esto es, no se construye nuevo conocimiento. En síntesis, se construye nuevo conocimiento, según las teorías cognitivas, cuando hay conflicto entre los nuevos aprendizajes y los previos y el alumno/a se siente motivado a buscar respuestas a ese conflicto de ideas. Con la aplicación de la metodología de la Geografía de la Percepción se puede conseguir que ese aprendizaje sea verdaderamente significativo a la vez que motivador para el alumnado ya que al partir de su percepción del espacio para construir nuevos conocimientos, el alumno se convierte en sujeto activo de su propio aprendizaje y no un mero espectador, sujeto pasivo. La percepción viene a ser, por tanto, una forma de adquirir nuevos conocimientos ya que el alumno concibe como importantes sus propias imágenes de la realidad.

Indudablemente, el mapa mental, en esta tesitura, se convierte en un magnífico instrumento de enseñanza y aprendizaje de la Geografía ya que nos puede servir en tres aspectos fundamentales:
  • Como fuente de información, esto es, nos proporciona claves para conocer los elementos más significativos para un alumno/a o un grupo de alumnos/as.
  • Como elemento de diagnóstico espacial: el mapa mental nos proporciona los elementos esenciales para saber cómo perciben el territorio nuestros alumnos y el porqué de sus actuaciones en él.
  • Como técnica de aprendizaje, ya que a partir de lo que se conocer podemos construir nuevos conocimientos espaciales.
José Moraga Campos: De la Geografía de la Percepción a la Geografía Emocional (I), Asesoría del Ámbito Cívico-Social. CEP de Córdoba, 4 de mayo de 2013