La ENI pone de manifiesto una gran heterogeneidad en la experiencia migratoria tanto en España como en la Comunitat Valenciana. Nuestra capacidad para mostrar esta diversidad en el Informe se encuentra limitada por las categorías básicas de agrupación utilizadas en esta primera explotación de los datos. Aún así, se desprende de los mismos que el fenómeno en España dista mucho de ser homogéneo. Hay inmigrantes para todos los gustos: desde los muy jóvenes a los muy viejos, desde personas sin apenas educación a profesores de universidad, desde jornaleros hasta empresarios y desde personas que residen en viviendas de tamaño minúsculo y con gran hacinamiento a personas que viven en barrios privilegiados.
Los inmigrantes provienen de un número relativamente limitado de países, sobre todo si comparamos la situación en España con la de otras naciones europeas. El contingente procedente de América Latina es muy importante, así como el de Europa occidental, Marruecos y el Este de Europa, en particular Rumania. Esta reducida variedad de orígenes puede ser una ventaja en algunos contextos (por ejemplo, por la presencia de muchas personas de una cultura no lejana a la española), pero también una desventaja en otros (al hacer más difícil el proceso de asimilación de colectivos numerosos con un alto nivel de cohesión interna).
Los inmigrantes entrevistados son personas que en su gran mayoría llegaron en los últimos 10 años. Ello significa que se trata de colectivos nuevos, con raíces poco profundas en nuestro país. De nuevo, esta realidad constituye una ventaja desde ciertos puntos de vista y una desventaja desde otros.
La ENI muestra la existencia de dos grandes tipologías migratorias que evidencian una gran disparidad. Por un lado, las personas procedentes de los países andinos, buena parte de los africanos, de la Europa del Este tienen todas las características de ser inmigrantes, digamos, económicos. Son jóvenes, han llegado recientemente, realizan trabajos poco cualificados y participan en redes de apoyo muy cohesionadas. Por el contrario, los inmigrantes procedentes de los países desarrollados muestran una cara muy diferente, con altos niveles de educación, gran presencia de individuos que han llegado a España con la jubilación en la mano, un fuerte peso de hogares unipersonales y con trabajos —si es que trabajan— en sectores de alta cualificación. El colectivo de los países latinoamericanos no andinos así como una parte de aquellas personas nacidas en África tiene mucho más en común con los inmigrantes de los países desarrollados que con los de otros orígenes, aunque sin tener del todo su nivel. Es evidente que en España como en la Comunitat Valenciana hay “extranjeros” y hay “inmigrantes”. Las diferencias observadas son tan fuertes como para aconsejarnos cautela a la hora de utilizar el mismo término para ambos grupos.
Nuestra capacidad de ver esta diversidad se encuentra severamente limitada por las agrupaciones por zonas de origen que se han utilizado en este Informe. Los entrevistados procedentes de los países desarrollados incluyen británicos, franceses y alemanes, pero también portugueses que participan en el fenómeno migratorio de forma muy diferente. Otro tanto cabe decir de otros colectivos. El grupo de países no andinos de América Latina incluye argentinos, uruguayos, cubanos y venezolanos, pero también paraguayos y dominicanos. Esta diversidad de experiencia migratoria va más allá del país de origen, ya que dentro de los originarios de un determinado colectivo (digamos, los marroquíes o los colombianos) hay personas de alto nivel educativo que perciben salarios elevados, junto con otras personas en los peldaños más bajos de la escala social. La utilización de categorías generales de agrupación fue una necesidad ineludible en un Informe de estas características, pero los resultados presentados nos animan a buscar más diversidad en análisis futuros.
La ENI pone de manifiesto que ha habido inmigración en España de forma ininterrumpida desde hace décadas. Si bien es cierto que la intensidad del fenómeno es mucho mayor en los últimos años, no menos importantes son las personas que llegaron hace años y que han decidido quedarse. Ahora bien, a lo largo de todo el Informe se ha podido ver que se trata de fenómenos migratorios muy diferentes. Aún a riesgo de generalizar en exceso, cabe afirmar que las personas que llegaron hace años solían venir de situaciones sociales relativamente acomodadas, a menudo llegaban a España como niños con el resto de su familia y en la actualidad ocupan puestos ya relevantes en la sociedad española. Las personas que han llegado en los últimos años han venido de otros orígenes, por regla general en edad de trabajar y sin el resto de la familia, y ocupan puestos poco cualificados en el mercado laboral. Estas diferencias no se explican sólo por el tiempo de estancia y las posibilidades de progreso que ofrece, sino porque se trata de corrientes migratorias muy diferentes: una más tranquila, basada en buena medida en lazos preexistentes con la sociedad española, y otra en una época de aluvión migratorio en la que las personas que llegan vienen de países nuevos y optan por España tal vez porque les resulta más difícil alcanzar los destinos migratorios verdaderamente apetecibles para ellos (Reino Unido, USA, etc.).
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